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viernes, 8 de febrero de 2013

La vida es un Carnaval...

Aprovechemos el triunfo que, durante unos días, nos brinda don Carnal: la magia de los disfraces, de una máscara que al ocultar nuestro rostro nos transforma y libera de las responsabilidades... que más tarde llegará la austera doña Cuaresma.  

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, en "El libro del buen amor", texto medieval español escrito en el siglo XIV (estrofas 1067-1172), nos habla del significado simbólico de la Pascua y la Cuaresma a partir de una deliciosa alegoría en la cual el buen y afable don Carnal, es retado por la triste y flaca figura de doña Cuaresma a mantener una batalla que tendrá lugar al cabo de una semana; el reto ha sido lanzado el jueves anterior al día que hoy conocemos como "Miércoles de Ceniza". Cumplido el plazo, don Carnal con sus huestes de bueyes, cerdos, gallinas, becerros y cabras se enfrentó al ejército de doña Cuaresma con sus vegetales y mariscos. Tras un día de enfrentamiento más o menos igualado, se trata de un conflicto entre la fiesta y el duelo, entre el amor mundano "carnal" y el amor divino "espiritual", entre los placeres terrenales y la austeridad y sacrificio de los sentidos, ambos adversarios se retiraron a descansar. Don Carnal, manteniendo sus excesos, decidió celebrar un opulento banquete   el cual le produjo, tanto a él como a los suyos, una pesadez y un sueño incontrolables, situación que doña Cuaresma aprovechó para entrar, durante la noche, en el campamento y apresar a su enemigo.
   
Desde el primer día de su derrota, el Miércoles de Ceniza, don Carnal es obligado a confesarse y a hacer penitencia de ayuno y abstinencia, mientras que, doña Cuaresma, triunfante, se prepara para seguir los preceptos de la Biblia: se asea, limpia su casa, se viste con sus mejores galas, y acude a la iglesia para   congregar a los feligreses y que participen en los ritos religiosos. Mientras tanto don Carnal es obligado por un sacerdote a mantener una dieta a base de lechugas, lentejas y alcachofas.

Transcurrido el plazo de cuarenta días, la Cuaresma, cuando don Carnal comenzaba a estar arrepentido de su anterior vida, un impulso inesperado lo lleva a burlar a don Ayuno en "Domingo de Ramos" y a escaparse de su celda; ya en libertad, reúne a sus  secuaces y decide tomar venganza de doña Cuaresma, quien, valorando las renovadas fuerzas con que torna su enemigo, decide huir el "Viernes Santo", muy entrada la noche, dirección a Jerusalén. 
A la tarde siguiente, el "Sábado de Gloria", don Carnal al lado de sus mejores aliados, don Amor, don Almuerzo y doña Merienda, entra en la ciudad sobre un carro musical que representa su aplastante victoria. El "Domingo de Resurrección", se respira un nuevo aire...

Esta batalla será librada entre don Carnal y doña Cuaresma año tras año...


El combate entre don carnaval y doña cuaresma
Pieter Brueghel el Viejo, 1559
 Museo de Historia del Arte de Viena (Austria)

Este cuadro representa el contraste entre dos aspectos, simultáneos, de la vida: el goce, tal y como puede reflejarse en la posada que aparece en el lado izquierdo, y la devoción representada por la iglesia que aparece en el lado derecho.
Nos muestra por un lado, a los que celebran el carnaval y, por otro, a los devotos que cumplen la cuaresma.

El carnaval está representado por el hombre (parte inferior central del lienzo) que está encima del barril de cerveza, lleva por sombrero un pastel y en vez de una lanza, porta una barra de hierro en la cual da la sensación de que va ensartado un cochinillo. Le combate la cuaresma, simbolizada por la delgada mujer que se sienta sobre un reclinatorio, del que tira un monje y una monja; lleva por sombrero una colmena, símbolo de la miel de la cuaresma, y en vez de una lanza, porta una pala con dos arenques. 

Año tras año doña Cuaresma entabla batalla contra don Carnal, saliendo triunfadora. Vence el duelo, la penitencia, y es tradición que el Miércoles de Ceniza se entierre la sardina, ceremonia con la que se anuncia el fin del Carnaval y el comienzo de la Cuaresma. Consiste en una comitiva carnavalesca que parodia un cortejo fúnebre y culmina con la quema de una figura simbólica, habitualmente una sardina, que representa los vicios y el desenfreno que se exhibieron durante la fiesta. Con el entierro se invita al pueblo a una reflexión colectiva y se les llama al orden. Es una alegoría al entierro del pasado, de lo socialmente establecido, para que pueda renacer con mayor fuerza una sociedad transformada. "Polvo eres y en polvo te convertirás", nos dice el sacerdote mientras que marca cruces de ceniza en nuestras frentes. Es una llamada a recordarnos cuan efímeros somos y cual va a ser nuestro desenlace.


Miércoles de Ceniza
 Carl Spitz


Próximo post el martes: ¡¡Postre típico de Carnaval: Leche frita!!

Gracias por haber compartido vuestro tiempo conmigo.
Carolina.


Fuentes: AraBlogs y Wikipedia 

3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno el Post. Menuda batalla. Este finde he estado viendo el desfile del carnaval en Segovia, al lado del acueducto. Una pasada.
Sigue así Alma

Unknown dijo...

Por cierto ahora que me fijo....Has puesto un campo de trigo... muy castellano. jejeje. Me encanta.

Unknown dijo...

Buenas tardes Samuel:

Me divertí muchísimo preparando este post, por lo que me alegra leer que tú también lo has disfrutado.
El Carnaval es una explosión de color, de música, de baile, de diversión... disfrutémoslo!!!.

Me alegra que te guste el fondo de espigas. Es muy castellano y relajante... Para mi, el color verde en si es vida, armonía...

¡¡¡Gracias por tus amables palabras!!!